Considerado una de las vistas más extremas y notables del mundo, el Salar de Uyuni es el lago de sal más grande y más alto del mundo – 12,000 kilómetros cuadrados: dos veces más grande que el Gran Lago de Sal (Great Salt Lake) de los Estados Unidos. Se asemeja a un océano blanco impresionante, abrumador y solitario. No es un lago en el sentido convencional, aunque debajo de la superficie está en gran parte saturado de agua, su capa superior consiste en una corteza gruesa y dura de sal. Conduciendo a través de esta extensión blanca perfectamente plana, con cadenas ininterrumpidas de montañas nevadas que recubren el horizonte lejano, es fácil creer que estás en otro planeta, así tan duro e inhóspito es el terreno.

Cuando está seco, la deslumbrante superficie de sal brilla con una blancura tan intensa que parece ser hielo o nieve, mientras que de noche todo el paisaje está iluminado por el intenso resplandor blanco de la luna reflejado en la sal. Cuando está cubierto de agua, después de la lluvia (de diciembre a abril), el Salar se convierte en un enorme espejo que refleja tan perfectamente los picos de las montañas circundantes y el cielo que a veces el horizonte desaparece y las montañas aparecen como islas flotando en el cielo.